martes, 26 de octubre de 2010

Medias mojadas

Todavía está oscuro afuera y la luz amarilla del poste de electricidad entra a través de las cortinas de mi habitación. Abro por un segundo los ojos y el ambiente silencioso me invita a seguir soñando, sin embargo, en ese instante suena a todo volumen una canción que no logro identificar y de mala manera, apago el despertador.

Con los ojos cerrados camino hasta el baño; el agua caliente que cae sobre mi cuerpo no soluciona mi situación. “Tengo que bañarme con agua fría, así me despierto”. Todos los días pienso lo mismo pero todavía no he encontrado las agallas para hacerlo.

Una vez lista, encuentro mi motivación para ir a trabajar, abro la puerta y todos mis ánimos caen. Esta lloviendo, igual que el día anterior y el día antes de este.

Agarro la sombrilla, recojo mis ánimos del suelo y salgo de mi casa lista para emprender la travesía que me empapará hasta el alma.

Para cruzar la calle ya no es necesario fijarse a ambos lados si viene algún auto que atente contra mi vida, ahora hay que esperar a que la cabeza de agua que viene bajando pase y la corriente se calme, aguantar la respiración y sumergirse en ese río urbano.

Atravieso nadando el recién formado Reventazón y al mismo instante voy pensado que sería mas útil una balsa que una sombrilla.

Mientras espero bajo el insignificante techo de la parada de autobuses miro al suelo y la alcantarilla se convirtió en una catarata; el agua cae al oscuro y sucio abismo hasta que se llena y rebalsa, devolviendo las botellas, bolsas y basura que ahora flotarán río abajo hasta encontrar un nuevo acantilado al cual caer.

El autobús se transformó en un buque que atraviesa las calles, ahora mares, para recoger de puerto en puerto a los amargados y mojados ocupantes de sus fríos asientos.

Un gran poncho impermeable, con una pequeña señora adentro, bota su basura por la ventana y yo tristemente miro hacia afuera el agua que corre y las botellas que flotan son sus peces.
Siento frío, cucarachas en mis pies, son mis medias mojadas que me acompañaran el resto del día.

miércoles, 16 de junio de 2010

No se trata de andar de la mano, trata de derechos humanos

En nuestra querida Costa Rica, ciertos temas abarcan los medios de comunicación por cierto tiempo y con el pasar de los días ahí mueren; la gente se aburre de oír hablar sobre ellos y dejan de ser interesantes.

No quería convertirme en una de las muchas personas en escribir al respecto, pero después de leer tantos artículos de opinión, comentarios y posiciones de la gente, mi instinto no me permite quedarme callada

Estoy hablando de las uniones civiles homosexuales. Nótese que me refiero a uniones civiles y no matrimonios, porque ahí considero que se encuentra parte del problema que crea los conflictos.

Muchos defienden el matrimonio como acto de unión ante Dios de un hombre y una mujer para la procreación de hijos, fin primordial según la Iglesia Católica. Pero lo que los homosexuales desean es la unión civil, la reclamación de sus derechos como seres humanos y parte de esta sociedad.

Un amigo me comentó que votará NO en el referéndum de diciembre porque “no quiero que mis hijos vean a dos hombres caminando por la calle de la mano”… ¿Acaso esto es lo que las parejas homosexuales reclaman? Unidos legalmente o no pueden hacerlo así que votar NO en un sufragio discriminatorio no lo evitará. La comunidad homosexual existe, y aunque sea una minoría, se hace presente.

Me parece un pensamiento retrógrado que una mayoría sea la responsable de elegir si otras personas tienen el derecho de ir a visitar a su pareja al hospital o heredar sus bienes, por ejemplo.

Ponerse en los zapatos de otras personas en la mejor forma de hacer conciencia, y no pensemos en que sentiríamos todos si somos homosexuales; imaginémonos otras minorías, ¿Qué haría usted si fuera una persona negra, o pelirroja o vegetariana y estuviera en las manos de otras personas el que usted puede disfrutar o no de sus derechos como parte de una sociedad?

La unión civil de las parejas del mismo sexo afectaría en lo más mínimo a los matrimonios heterosexuales. Si existiera esa utopía y el día de las elecciones municipales el porcentaje de votos del SI sobrepasara a los del NO, nuestra vida no cambiaría; seguiríamos con los mismos problemas, mismas alegrías, el sol no dejará de salir por las mañanas y los que podamos, dormiremos tranquilos por las noches. Pero la vida si cambiara para esas parejas que llevan años conviviendo y que finalmente pueden unirse y gozar juntos de sus derechos.

jueves, 15 de abril de 2010

Dentro de la burbuja

Todas las madres aman a sus hijos; a algunas se les va la mano en sobre protección y encierran a sus retoños en burbujas imaginarias para que nada les haga daño y no tengan que saber sobre el mundo violento, hostil e injusto que los rodea y estos niños crecen ignorando cómo es la vida aquí afuera.

Si llevamos este caso a proporciones mayores, nos encontramos con países que han tenido a su población entera dentro de la misma burbuja, tan gruesa y fuerte que ni la información más punzante la puede atravesar. Sin embargo, hay una diferencia entre estos ejemplos: las madres lo hacen por amor, los gobernantes por pura represión.

Es más fácil gobernar a un país cuando sus ciudadanos son ignorantes y no están conscientes de los acontecimientos que los rodean; es por esto que muchos dirigentes vendan los ojos y cubren los oídos y bocas de su pueblo.

Durante la Guerra Fría, la Unión Soviética cubrió su territorio, no con una burbujita, sino con un caparazón de metal y durante 50 años los soviéticos pensaron que era normal vivir todos con las mismas condiciones, en casa sencillas, ropa humilde y sin ningún lujo. Todo parecía perfecto, pero la percepción cambio gracias a uno de los mejores medios de comunicación, la televisión, que le abrió las puertas al mundo para todas las personas y los soviéticos comenzaron a preguntarse "¿Cómo es que en otros países la gente vive en mansiones y tiene autos modernos?"... Así, la información atravesó el caparazón y contribuyó con la caída del comunismo.

Hoy el televisor es casi obsoleto y es muy sencillo censurarlo. "No me gusta su noticiero, dicen cosas que van en contra de mi ideología y me puede asustar al pueblo; los voy a cerrar". ¿Les suena parecido?

China tiene millones de páginas de Internet prohibidas y ningún cuidadano tiene acceso a ellas. Son prohibidas por que en su contenido se encuentran palabras que para nosotros son comunes, como derechos humanos, democracia, igualdad o Tíbet y las personas son encarceladas por diseminar sus creencias o información a través de páginas web.

El Internet, que en algún momento fue el mejor lugar para expresarse, se ha convertido en un mundo hostil, donde hay que andar con zapatos de lata, por que si se comenta algo que pueda llegar a enojar a alguno de los presidentes "sobre protectores", podríamos termianr en prisión, con el sello de presos políticos estampado en la frente y ninguna huelga de hambre nos va a salvar.

El que los pueblos se alcen en protestas, marches miles de personas manifestándose y algunas hasta mueran en altercados luchando por sus derechos, parece no importarles a aquellos que utilizan la mordaza de la censura para acallar las voces que exigen libertad de expresión.

Cada día cierran un nuevo canal de televisión, un periódico o prohiben una página en Internet. Todos somos comunicadores pero nos estamos quedando sin espacio para contar lo que sentimos y opinamos.

Ahora solo quedan unos cuantos blogs, periódicos y redes sociales, pero conforme la burbuja "sobre protectora" que filtra la información vaya creciendo, las voces se irán apagando y a menos que desarrollemos la habilidad para comunicarnos telepáticamente, será cada vez más difícil dar nuestra opinión y lograr reventar la burbuja de la opresión.

martes, 2 de marzo de 2010

Soldados de vista gorda

Soy fiel creyente de la nueva Ley de Tránsito y el domingo en la mañana fui a la famosa ferretería amarilla a comprar el botiquín y las herramientas que debo andar en el carro , como lo exige la nueva ley. Tranquilos, ya sé que el MOPT suspendió las multas por falta de estos implementos, pero me pareció buena idea tenerlos de todas formas. Además, en este país las decisiones duran tan solo unos días y puede ser que para la próxima semana decidan que mejor si cobran estas multas y hay que salir corriendo en estampida a comprarlos.

Compré mi extintor y mi botiquín, orgullosa de mi misma por apegarme a las leyes, aunque tengamos que esperarlas por años... Compré también el periódico, para leerlo en el desayuno y de repente, sentí que el título de la portada resaltaba como si hubiera sido escrito con amarillo fosforescente. Lo leí tres veces porque no lo podía leer: "Policías de tránsito rehusan aplicar nuevas multas".


¿Cómo es posible que esto pueda tener tantas trabas? La pobre ley ha pasado por tantos filtros, borrones y cuenta nueva, aburridas sesiones de plenario, cambios de multas. Tiene q soportar casi a la población entera quejarse sobre ella; la han insultado y tratado mal, pero ha logrado sobrevivir y justo a 24 horas de que comience su reinado y poderío, resulta que sus soldados tienes miedo de salir a la calle y defenderla...

Los policías de tránsito dicen temer aplicar las multas por represalias de los conductores, sobre todo multas elevadas, pero entonces, ¿Para qué son oficiales de tránsito? Se supone que son los responsables de cuidar nuestras calles de los locos que creen que manejan en pistas de carreras.

Vivimos en un país libre y todos podemos expresar lo que sentimos, pero por qué tienen que expresar su miedo ahora cuando pudieron haberlo hecho meses atrás, cuando la lay estaba en veremos y cada día sufría una nueva modificacion .

Lo confieso, a mi me daría miedo decirle a un borracho que debe pagar casi 300 mil colones por manejar en ese estado. Pero pongamos las cosas sobre la mesa; yo soy una cuidadana cualquiera, no muy alta que digamos y mi fuerza es comparable a la de un niño de 10 años. Los oficiales, se supone, han recibido capacitaciones para llegar a ser policías de tránsito y deben saber manejar este tipo de situaciones, no temerle.

No les voy a echar toda la culpa. Nadie manda a un ejército a la guerra si este no ha sido entrenado. Dictar las leyes es mucho mas sencillo que hacerlas cumplir y los legisladores no son los que irán a las calles a luchar contra los infractores, pero este país neecesita hombres y mujeres valientes y tal vez la valentía se logre con un aumento de salario...

Ahora no nos queda más que andar con cuidado, ya que mientras los oficiales no realizan las multas, a muchos irresponsables les segurá pareciendo divertido saltarse los altos y los semáforos en rojo. No habrá nadie que los detenga ni castigue y los soldados de la ley harán la vista gorda y los verán pasar.

¿Dónde está la responsabilidad del Estado que dicta el artículo 9 de la Constitución Política? Seguro es de esas leyes que existen, pero deciden ignorarlas...